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Crítica: "Loli Tormenta", por Paco España

El 22 de enero de este mismo año fallecía, víctima de un cáncer de pulmón, uno de los directores más singulares y rebeldes de las últimas décadas del cine español, el mallorquín Agustí Villaronga, responsable de títulos tan duros e incómodos como Tras el cristal, El mar, Pa negre (Pan negro) -con el que ganó tanto el Goya a Mejor Director como a Mejor Película- e Incierta gloria. Todos ellos presentan un denominador común, penetran en las motivaciones más oscuras del comportamiento humano con la precisión del bisturí más afilado. Sin embargo, para despedir su filmografía, en un momento en el que ya debía ser consciente de que se encontraba despidiéndose de su profesión y de la vida, decidió ponerse al frente de esta comedia.


Loli Tormenta nos cuenta las vicisitudes de una abuela, ex campeona de atletismo -concretamente de los 3000 metros obstáculos-, que tiene a su cargo dos nietos, uno adolescente y otro pre-adolescente, fruto de diferentes relaciones de su hija prematuramente fallecida. Al mismo tiempo comienza a sentir los primeros síntomas del Alzheimer, que entra a galope en su mente, a la vez que el banco está estrangulando su paupérrima economía por una hipoteca heredada también de su hija, que no puede pagar, en parte, por la práctica usurera de la entidad bancaria. Bueno, la verdad es que calificar de comedia una historia con semejantes premisas puede ser un poco arriesgado, pero sí que lo es porque no profundiza en los aspectos negativos de los temas que toca, siempre va a los positivos y eso hace que sea un película 'feel good' o para sentirse bien. Su corte es social y su tratamiento es de comedia -porque lo que hace una enferma de Alzheimer que no conoce a su gente ni su casa (resulta cómico si obviamos el tremendo dramatismo inherente a esta situación). Por ejemplo, la secuencia en la que un coro de hombres operados de laringe canta la canción Yo vendo unos ojos negros tiene una extraña combinación de comedia, patetismo y drama.


Secuencia ésta en la que conocemos al personaje más negativo, el malo de función, interpretado por Fernando Esteso, lo que ya nos da una idea del tono de la historia. El protagonismo absoluto es de la abuela, interpretada por la gran Susi Sánchez (Cinco lobitos). Además de los mencionados, nos encontramos en este heterogéneo reparto a Celso Bugallo (El buen patrón), Meteora Fontana (La piedad), Pepa Charro -más conocida por 'La terremoto'- y los jóvenes Joel Gálvez, Mor Ngom y María Anglada Sellarès. Esta película, que acaba de incorporarse al catálogo de Filmin, no es el mejor título ni el más representativo de su director, pero sí es una despedida digna, interesante y emotiva del gran maestro Agustí Villaronga.